La próxima llegada del verano
y sus correspondientes calores nos invitan a la playa, a la cervecita, el café
del tiempo después de comer, la siesta, el helado de media tarde, la playa, la
charlita nocturna… En fin, antes que caigamos en este sopor veraniego y desde
la distancia conviene hacer un rápido repaso a lo acontecido en nuestra Semana
Santa en los últimos meses. Periodo que nos ha proporcionado algunos cambios
más o menos importantes según el criterio de cada uno.
Cambio en la cúpula o
dirección de nuestra principal Cofradía, la Sang. Hay que dar un voto de
confianza hacia los nuevos gestores a los cuales, por lo visto, no les faltan
nuevas ideas, afán de revitalizar y renovar nuestra Semana Santa. Se
vislumbraron algunos detalles y facetas como la búsqueda de innovaciones
organizativas internas y externas, de imagen corporativa, captación e
involucración de afiliados, apertura de la iglesia de Nazaret, fomento devocional,
mostrarse a los colegios, etc.
Cambio en la celebración del
Sábado de Pasión por parte de la Cofradía del Cristo del Buen Amor y Ntra. Sra.
de la Amargura con S. Juan Evangelista. Su procesión por las calles de la parte
baja de la ciudad representó una novedad
con una espectacular y nada usual salida y entrada en la Iglesia de San Nicolás
de Bari. Sería deseable su
consolidación. Veremos si sirve para enganchar una parte de nuestro entorno
urbano, un tanto al margen, hacia una determinada cofradía y una procesión fuera del ámbito habitual.
Por otra parte, tuvo lugar un
acto sencillo y diferente. Pasó casi desapercibido, sin demasiada repercusión
mediática. Salida del Sant Crist de la
Sang al Centre Residencial de Santa Tecla de Llevant. Hace años la citada imagen se sacaba para acompañar a
los condenados a muerte. En esta ocasión se acercó a personas al final de su existencia
para darles un soplo de alegría, de ternura, de acompañamiento, despertando en
sus desgastadas mentes recuerdos y sentimientos devocionales existentes en otros
momentos de su vida. Acto humilde, íntimo, sin realce pero muy entrañable y
emocionante. Otra expresión o cara de la Semana Santa.
La procesión de Lunes Santo
de La Salle, Maginets y Descendiment incorporó una peana sobriamente adornada
con la imagen del crucificado. Una demostración de que sin demasiado ruido y al
son de un par de tambores también se puede marcar la cadencia de un paso
llevado a hombros.
Cambio en la organización de
la recogida de pasos. Para el público expectante representó un alivio a su
plantón y una mejora interesante. Supongo que para los portantes también. Los
pasos iban subiendo de manera seguida sin las esperas de antaño. Hay quién echa
de menos la presencia de público en la plaça del Rei. ¿Se puede llegar a una
solución intermedia?.
En cuanto a la procesión del
Santo Entierro no hubo cambios importantes. Lenta salida y los parones
habituales. En esta ocasión, sin cortes. Habrá que seguir pensando medidas
alternativas. ¿Recorte del recorrido?, ¿Dos procesiones?, ¿Salida adelantada de
los armats?. Tiempo habrá para comentar y abrir el correspondiente debate.
Últimamente viene siendo un
acto entrañable y significativo el final de la procesión en la plaça del Rei,
con el Sant Crist de la Sang esperando a la Virgen de la Soledad y la breve
oración de despedida. Todavía es poco conocido y divulgado. Quizás, a mi
entender, la entrada en la iglesia de Nazaret de ambas imágenes podría hacerse
con la interpretación de la marcha “Setmana Santa de Tarragona” por parte de la
Banda Unió Musical de Tarragona.
Pasado el verano, volveremos
para hablar de nuestra Semana Santa a la que no debemos olvidar en el resto de
año. ¡Buen verano a todos!.